Este fin de
semana hemos descubierto un sitio nuevo en la Gran Vía, del que nos habían
hablado muy pero que muy bien, y que ha superado todas las buenas críticas que
nos habían hecho. Se trata de Gran Vía Uno, obviamente situado en el mismo
número de la calle más concurrida y famosa de Madrid, y con menos de un mes de
existencia. A pesar de que Gran Vía es la calle de Madrid en la que el tiempo
parece haber quedado detenido a la seis de la tarde (siempre hay masas de gente
circulando por las calles, luces, bullicio, tráfico….) lo cierto es que no es
el sitio donde ubicas la apertura de
nuevos sitios de referencia en lo que a copas y gastronomía se refiere. En este
sentido en Gran Vía siempre acudes al mítico Chicote y más recientemente al
Mercado de la Reina, por lo demás , a nosotras por lo menos, no nos preguntes
qué mas sitios hay. Por eso descubrir el
multiespacio de Gran Vía Uno en plena Gran Vía es casi mágico.
Gran Vía Uno
es la solución perfecta a los duros días de invierno que tenemos por delante.
En un mismo, y amplísimo espacio, se agrupan todas las opciones posibles para
pasar un mediodía- tarde-noche de lo más agradable y sin moverte del sitio; es
decir con el calorcito asegurado. En sus
dos plantas este local ofrece una barra en la que disfrutar del aperitivo, un
restaurante con un ambiente más informal, otro con cocina más elaborada y un
último para disfrutar de cócteles y copas. ¿Quién da más? Parafraseando el famoso
anuncio, nosotras hemos buscado, comparado mucho y definitivamente compramos Gran
Vía Uno.
La primera
planta del local se caracteriza por sus amplios espacios y luminosidad. Nada
más entrar se encuentra un primer ambiente en el que tomar el aperitivo
mientras se disfruta de las vistas de la Gran Vía, gracias a los grandísimos
ventanales que conforman la portada del local. En toda esta planta el ambiente
industrial, conseguido a través de las vigas de
hierro forjado, se fusiona con la calidez que aporta la madera de las
mesas, que presentan un estudiado aspecto tosco.
Rápidamente
pasamos al restaurante situado en esta planta, el Open Bar, donde tiene una cocina vista provista de horno de carbón,
lo que sin duda se nota en sus carnes y sus pizzas….¡Una auténtica delicia!
La carta
está pensada para optar por platos para compartir junto con algún sándwich,
hamburguesa o pizza. Nosotras optamos por la ensalada césar, super suave, las
croquetas que no podían estar más buenas con una cobertura supercrujiente y un
relleno que se deshace en la boca. Tampoco nos resistimos a las tostas, la de
berenjena ahumada con jabugo y frito de codorniz parecía insuperable, pero
entonces sucumbimos a la de solomillo ibérico con foie y el sabor a horno nos
conquistó del todo. No nos resistimos a probar la pizza, con la que se produjo división de opiniones,
si bien a las chicas de la Agenda Feliz nos pareció exquisita.
De postre
optamos por dos clásicos: el brownie y
la cheescake, ambas buenísimas. Y lo más importante de todo, a precios muy
moderados, que rondan los 20 euros por persona, comiendo más que bien.
Decididas a
conocer en detalle cada rincón de Gran Vía Uno bajamos a inspeccionar la planta
de abajo. La decoración se hace más modernista y elegante, y baja la intensidad
de la luz para disfrutar de copas con música ambiente en la coctelería-lounge. Cuentan con
una carta de cócteles impresionantes a cargo de dos bar-trender con una
dilatada experiencia.
Aquí una vez más, porque no lo hemos comentado hasta
ahora pero es uno más de los grandes atractivos de este sitio, nos quedamos
impresionados con la simpatía, amabilidad, educación y excelencia del
servicio….¡Un 10 para todos ellos! Uno de los barman vino a asesorarnos sobre
el tipo de bebida que queríamos tomar según nuestros gustos. Tras unas
preguntas de rigor nos prepararon varios, uno de ellos con mermelada de rosa y
toques cítricos con el que dieron en la diana en el sabor y remataron con una cuidada y preciosa presentación.
Además
cuentan con una carta de cafés que promete hacer las delicias de los más
cafeteros. En esta segunda planta se encuentra el restaurante Trufa Blanca,
para bolsillos más desahogados, y en el que la
carne parece ser una apuesta segura, si bien hay un gran variedad de
platos.
Tras nuestra
visita sólo esperamos que Gran Vía Uno tenga todo el éxito que merece, es decir
muchísimo….y a vosotros os animamos a ir lo antes posible, porque tiene pinta
de convertirse en uno de los locales de moda de la capital, así que hay que
aprovechar antes de que sea imposible encontrar una mesa.